miércoles, 30 de julio de 2008

Energía…

Escuchando “Nowhere Warm” de Kate Havnevik

Las parejas ni se crean ni se destruyen, solo se transforman.

Siempre formamos parte de alguna de ellas, las partículas tienden a formar parte de parejas de un modo natural. Al nacer formamos parte de una pareja, con la madre o entramos en una pareja, nuestros padres, y a partir de ahí siempre existe un vínculo a veces visible a veces invisible, que nos hace formar parte de parejas.

La estabilidad de las parejas depende de dos conceptos, entalpía y entropía, que son ni más ni menos, la cantidad de energía que una de las partículas puede aportar a la pareja sin hacer peligrar su estabilidad y la de la unión y la cantidad de energía que una partícula puede absorber sin ver comprometida su existencia ni la de la unión. Ahora ya podemos considerar energía como todo aquello que entra, sale y afecta a la existencia de la pareja.

En determinadas circunstancias las partículas se excitan en un aporte mutuo de energía, chocan y aparece una nueva partícula, a veces más de una.

Últimamente veo a mi alrededor como muchas parejas cambian de forma, parece ser que la calidad de las partículas es diferente a la que era hace unos años, y la resistencia a las variaciones de entalpía y entropía es mucho menor que antes, de modo que las parejas se fisionan temporalmente, para pasar luego a un estado de fisión permanente. De todos modos suele ser temporal, ya he explicado la tendencia natural a formar parte de ellas.

Parece ser que antiguamente las partículas poseían un poder de adaptación mayor, o las fusiones eran más difíciles y pasar a una fisión no era tan fácil como resulta ahora. Es una lastima que las partículas se fusionen con demasiada facilidad sin ser conscientes o consecuentes de los cambios dramáticos que va a sufrir su existencia, y más aun que se den fisiones cuando existen terceras partículas de por medio.

¿Es que acaso hemos llegado a un punto en que la comodidad puede más que el sacrificio? ¿Acaso es más fácil una fisión que una simbiosis? Por supuesto no hablo de casos extremos que seguro los hay, pero no nos engañemos, las partículas son lo que son y no vamos a conseguir que cambien por mucho que lo intentemos, por lo tanto hay que escoger bien, o aprendemos a vivir con la partícula que decidamos o no perdamos el tiempo con tópicos como “ya cambiará” o “bueno, tampoco es tan grave”.

Y lo peor de todo es creer que creando nuevas partículas la cosa funcionará mejor, no, eso nunca funciona y lo único que se consigue es crear una partícula, que va a carecer de una parte del todo lo que la pareja debería darle, para su completa formación como partícula elemental.

No me parece mal que las parejas decidan fisionarse, pero estoy harto de que ocurra por comodidad y que las víctimas de esa comodidad estén indefensos y sean inocentes.

1 comentario:

Javi García dijo...

Afirman algunos cínicos que los procesos de fisión aumentan en verano cuando llegan las vacaciones. El trabajo para casi todos sólo es una manera de ganarnos la vida, pero para unos cuantos también es la forma de distanciarse de la pareja o la familia. Así que cuando llegan las vacaciones y las parejas han de convivir durante unos días sin interrupciones, acaban por implosionar o explosionar.

Siempre me ha costado entender cómo algunos hijos en esos momentos pasan a convertirse en armas arrojadizas. La física aún no ha logrado explicarlo, quizá la alquimia o la falta de sentido común puedan hacerlo, pero la física lo dudo. En otras ocasiones uno de los padres llevado por su nueva vida, decide dejar poco espacio para ellos en su presente fisionado.

Así, por indiferencia o por táctica, los hijos siempre acaban fisionando, pero en estos casos, como en el de los reactores, esta fisión tiene lugar en el interior de sus cuerpos.

No acabo de tener muy claro cómo una fusión lleva a una fisión, pero sí sé que a la fisión sin control se le llama explosión nuclear y estas siempre tienen efectos devastadores. Da igual dónde estallen, sea en los cielos de Hiroshima, sea en el corazón de nuestros pequeños.